Además, esa especie de lago intramontano, único de su tipo en el país, es protagonista de la leyenda que le da nombre al lugar. Según cuentan, la palabra Hanabanilla significa cesta de oro y así se llamaba una de las hijas del cacique Arimao, jefe de una de las tribus que vivían por allí cuando llegaron los españoles, un sujeto muy fuerte y valiente, que pronto se convirtió en líder de resistencia contra los ibéricos.
Su hija heredó de él la tenacidad y la fortaleza de carácter. Quizás por eso, muchos habitantes del lugar dicen que aún su rostro se refleja en las aguas del lago en épocas de crecida.
Así que vale la pena pasar por allí hasta en tiempos lluviosos. Si el amanecer es soleado, haga fotos, y si se nubla, vaya hasta la “cesta de oro”, espere y quizás pueda ver el rostro de la leyenda.